Bienvenido a esta maravillosa receta de exquisita salsa de tomate, unas de mis favoritas. Si encuentras el equilibrio perfecto entre el punto de acidez del tomate, del endulzante que utilices y las hierbas con las que la adereces, prepárate para recibir halagos sin fin. Una exquisita salsa de tomate puede transformar un plato aburrido en una fiesta, una elaboración seca en una combinación jugosa y llena de saborrrr, puede convertir un guiso sin más en un placer para lamer cucharas. Empezamos.

Para realizar una buena salsa de tomate tenemos que tener en cuenta diferentes aspectos. En primer lugar tenemos que saber para qué la vamos a utilizar. Ya que, dependiendo del tipo de receta o de nuestros gustos, utilizaremos una clase de procesado en el tomate u otro. Triturado, troceado o entero. Dependiendo de nuestra receta la dejaremos reducir más o menos. No suelo usar tomate natural para hacer este tipo de salsa ya que el líquido, que acompaña al tomate en la lata, nos ayudará a que quede con la textura perfecta que buscamos. También tendremos que tener clara la cantidad de tomate a utilizar. Un ingrediente protagonista puede encontrarse disfrazado en un baño de salsa, no buscamos eso. La salsa debe de ir en su medida justa. Que unte sin sobrepasar los sabores principales de nuestra receta y que no sea escasa, que en cada bocado pueda entrar un poco de nuestra maravillosa elaboración.

A mí me gusta, por norma general, utilizar tomate de lata troceado. La receta la elaboraremos con este tipo de tomate de lata, ya que me gusta encontrar esos cubos de tomate que nos transforma la mordida del plato y obtengo esa textura tan especial que estalla en boca. La suelo utilizar para pasta o cereales, lasañas, para acompañar platos mas densos: carnes, pescados, seitán, polenta, crepê, coca…, también para tomar con tostadas calientes, rellenos de masas… . Es una receta sin igual.

Cositas a tener en cuenta:

Al sofreír la cebolla añade un poco de sal, baja el fuego y tapa la sartén. Quedará mucho mejor hecha, sacará sus azúcares naturales y mejorará nuestra salsa. El punto perfecto es cuando la cebolla queda casi transparente. Con textura medio gelatinosa, fluída. Además los expertos en cocina energética dicen que así se le contrarresta el exceso de yin a este alimento, equilibrándolo y haciendo de nuestro sofrito una salsa más respetuosa con nuestro organismo.

Puedes usar albahaca o cualquier otra hierba fresca o seca. Recuerda que hierba fresca hervida,  hierba perdida. Si es fresca añádela justo al final, si es seca cuando esté a medio hacer la salsa. Tendrá el tiempo de hidratarse y soltar todos sus aromas. Puedes usar tomillo, romero, mezcla provenzal, un poco de curry, mezcla de 4 pimientas… .
¿Dónde encontrar aromáticas frescas? en algunos supermercados en la sección de refrigerados; en un bazar en forma de pequeña planta; o encargarlas con un día de anticipo, si es que no tienen, en tu verdulería de confianza.

Puedes usar azúcar o su equivalente en endulzante alternativo que elijas (stevia, melaza de cereales, miel, o endulzantes químicos) a mi me gusta utilizar un par de cucharadas soperas de melaza de arroz, disponible en tiendas de dietética. Recuerda, cuanto menos azúcar blanco consumas, mejor. La OMS ha desaconsejado su consumo. Ya profundizaremos un día en este tema y en sus alternativas.


Receta

·¿Para cuántos?: 3 buenas raciones de salsa
·Dificultad: para aquel que no sabe ni pelar una patata
·Precio: súper económico

INGREDIENTES
4 cs de AOVE
½
cebolla picada a daditos
3 dientes medianos de ajo con piel
1 hoja de laurel
1 lata de tomate troceado de 400 gr. (Suelen haber dos tamaños en el súper. El más pequeño)
1 cs de azúcar
Sal y pimienta al gusto
Unas 6 hojas de albahaca fresca de hoja ancha o el doble de hoja estrecha

AOVE ->  Aceite de Oliva Virgen Extra
cs ->  cucharada sopera

  • PICAR la cebolla
  • SOFREIR la cebolla junto con el ajo, la sal y el laurel
  • AÑADIR la lata de tomate y el endulzante
  • RECTIFICAR de sal
  • AÑADIR aromáticas
  • GOZAR